¿Parecer grandioso?

A veces pasamos gran parte de la relación con un cliente hablando alrededor de lo mismo. Todos crecimos y evolucionamos alrededor del uso de las plataformas digitales. Cada uno la apropió a su manera, las consume de forma particular, las analiza y entiende según lo que le pasa a él. Eso no quiere decir que lo que me pasa como experiencia digital es algo sobre lo que tenga control. Consumo lo que me ponen por delante bajo la apariencia de haberlo elegido. Operan en el medio algoritmos que persiguen diferentes objetivos.

Dicho esto, todos creen que el trabajo de marketing digital pasa por generar el contenido más grandioso y genial que hayan visto en el último tiempo. Puede ser. Pero si todos están intentando lo mismo, lamento decirles que no hay lugar para todos. El consumo digital entra dentro de una forma histórica de medir el tiempo que son las 24 horas del día, descontando las que dormís, y las que pasás buscando una novedad en Netflix. No solo eso, nadie puede sostener el interés del que está del otro lado por mucho tiempo, es una condición natural del ser humano: aburrirse, abrumarse. No des esa batalla, no tiene sentido, concentrate en tu producto o tu servicio.

¿Qué estamos queriendo decir? Que si hubiera recursos ilimitados, por supuesto que sería fabuloso atender todas las aristas de lo digital. Pero en general, los recursos son limitados. Entonces: no hace falta parecer grandioso para que tu primo te diga: es fantástico lo que hacés en redes. De lo que se trata es de tener resultados, de aquello que no se ve, de lo que ocurre detrás, de lo que muestran las métricas. De encontrarse con el usuario en el momento en el que nos pueda necesitar, no antes, ni después. En el momento justo. Porque para entretener, mejor dejemos eso a las grandes multinacionales del entretenimiento. Sé que es duro, que posiblemente si venís del palo no coincidas con esto, lo charlamos con un café, ¿dale?